lunes, 21 de noviembre de 2016

"Sin viento, no había radio"


Bernardino Sierra (66 años) recuerda cómo fue su experiencia al escuchar la radio desde su infancia en el campo, a 40km de la ciudad de Viedma: “Cuando yo era chico para escuchar la radio en el campo tenía que haber viento. Sin viento el molino no funcionaba y no se cargaba la batería. Entonces los viejos de antes se ponían a quemar plumas porque decían que eso atraía el viento”.
                   
 Por Karina Cambarieri.


Desde la cocina de su casa Bernardino recuerda con cierta emoción que la primera vez que escuchó la radio fue en una de esas pocas veces que venían al pueblo. Era una radio chiquita de corriente continua que aún conserva.  Él y su familia vivían y trabajaban en un campo a 40 km de la ciudad de Viedma,  entonces sus padres decidieron comprar una radio para instalar en el campo. “Cuando mamá y papá decidieron comprar una radio, compraron una Philips a batería. Recuerdo que fue en lo de “Destéfanis” y ese negocio tenía dos personas que se encargaban de colocar las antenas de radio en el campo y te instalaban la radio conectando la batería al molino. Había un tablerito que cada vez que la batería estaba cargada sonaba como un  ruuu…ruuuu… se cerraba el molino y entonces había que ir a desconectar la batería. Así comenzamos a escuchar radio en el campo” cuenta.

En esos años recuerda que como eran chicos, sólo escuchaban lo que sus padres decían y cuando ellos lo decidían.  En ese tiempo “se escuchaba LU2, LU7 de Bahía Blanca,… por ahí radio El Mundo” dice. También menciona que la radio no se escuchaba todo el día, existían ciertos horarios.  Recuerda que en aquellos tiempos se escuchaba música y cosas referidas al hombre de campo. Recuerda  alguna que otra  zamba, las milongas y los  estilos de una señora llamada Amalia de la Vega que eran los más escuchados. Elevando su voz, con un tono de enojo, hace una crítica a la época actual: “¡Hoy en día hay gente que ya no sabe lo que es un estilo!”.
Su madre de 92 años desde otro rincón de la cocina escucha atenta a la entrevista y aporta con sus recuerdos diciendo “También se escuchaba a Antonio Tormo y Eduardo Falú”.
Luego vuelve Bernardino con sus memorias y menciona que la radio era un instrumento muy valorado en su familia, era la única diversión que tenían para salir de esa monotonía de tener que “verse la cara el uno al otro” y además que al escuchar la radio se enteraban de cosas que sucedían acá y afuera porque en ese entonces no había diarios. Además de música y noticias recuerda algunos radioteatros en LU2 y otro como el de Javier Rizzo y Mario Mauré en LU7 de Bahía Blanca.
Comenta que los radioteatros que tenían éxito eran representados como obras, entonces se formaban grupos o compañías de actores que viajaban de pueblo en pueblo para representarlas. Luego sonríe y comenta un suceso cómico por parte de su padre: “Papá era un hombre temperamental, le gustaba que las cosas estén bien hechas y siempre defendía lo bueno. Cuando veía que había alguna injusticia hacia alguien, él siempre salía en defensa de esa persona. En los radioteatros que se escuchaban siempre había un personaje malo que hacía de las suyas, entonces él ya los conocía de haberlos escuchado por radio. Un día fuimos a ver una obra al cine San Martín (donde se representaba el radioteatro) y cuando en la obra surgió una emboscada del chino Rossedo (personaje malo)  al rubio Millán, que era el personaje bueno, ¡papá pegó un grito en la sala!  jajaja.  Se desesperó al ver esa maldad y gritó “¡guarda rubio por la espalda!” y Bernardino continuó riéndose por largo rato al recordar esa anécdota.
Otra de las cosas que vinieron a su mente fue haber escuchado por la radio el golpe militar al presidente Arturo Illia: “La radio estaba dando la información de que los aviones andaban patrullando por el rio para ver si había gente que quería ir a Buenos Aires para hacer lío”, dice.
Habiendo agotado sus recuerdos de radio, Bernardino se dirige a un depósito en el fondo de su casa y vuelve, para mi gran asombro, con dos radios antiguas que tiene muy bien conservadas. Luego me explica detalladamente cómo ellas funcionaban y cómo fueron comprando otras radios a medida que fue avanzando el tiempo. Al finalizar la entrevista posa orgullosamente con sus antiguas radios.

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