Susana tiene
59 años. Desde un rincón de la escuela del Barrio San Martín donde trabaja hace
más de 20 años, recuerda y relata su experiencia con la radio en su niñez y
juventud.
Susana recuerda que a fines de la
década del 50 la radio ocupó un lugar
muy importante en su infancia. Todavía no existía la televisión y este medio de
comunicación reunía a toda la familia y comunidad. La emoción se apodera de
ella cuando recuerda el aparato: “teníamos una radio a transitores que era muy
grande y de madera, de esa madera fuerte, de antes, que ya no existe. Todavía
se conserva en la casa de mi papá”.
Según relata la entrevistada la
ciudad de Viedma en esa época tenía pocos habitantes y las radios que se
escuchaban eran escasas. “En Viedma estaba LU 15, también se escuchaba LU2 de
Bahía Blanca y LU20 de Trelew” recuerda. La radio local tenía un programa donde
se leían dedicatorias: “Todas las familias acercábamos notas y después
esperábamos el programa para escucharlas”.
También recuerda con alegría los
programas en vivo que se realizaban los días sábados en las instalaciones del
ex cine San Martín ubicado frente a la Legislatura. “Toda la gente de Viedma se
concentraba allí”- recuerda Susana. “Los chicos esperábamos ansiosos los
sábados porque te daban la posibilidad de participar y salir en vivo. En los
barrios no quedaba ningún niño, todos estábamos reunidos en ese lugar.”
También Susana rememora aquellas
tardes con su familia alrededor de la radio esperando las atrapantes historias
con los protagonistas, el ambiente, los sonidos que quedaron grabados en su
memoria.: “Una de las historias que más recuerdo la protagonizaba Carmiña. Su
mamá había muerto y su madrasta la maltrataba. Yo me sentía identificada con
esa novela porque en ese tiempo te trataban diferente, no era como ahora.”
Quizás su imaginación se
potenciaba y le permitía viajar por recónditos mundos. La señora relata que Carmiña
tenía una ardilla, era blanca, cuando se iba afuera ella la llamaba porque se
subía a las copas de los árboles. Ella sentía que estaba allí subida a un árbol
junto a la protagonista o sintiendo el sonido del viento y los pájaros.
Además las historias se
replicaban en las veredas, en los almacenes, en algún encuentro casual con una
vecina: - “¿Pudiste escuchar la novela hoy? -¡Qué nervios, qué pasará mañana?
Recuerda las calles dormidas y silenciosas mientras las familias reunidas
alrededor de la radio escuchaban las historias.
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