lunes, 21 de noviembre de 2016

Recuperar la historia con la radio


Susana tiene 59 años. Desde un rincón de la escuela del Barrio San Martín donde trabaja hace más de 20 años, recuerda y relata su  experiencia con la radio en su niñez y juventud.

Susana recuerda que a fines de la década del 50  la radio ocupó un lugar muy importante en su infancia. Todavía no existía la televisión y este medio de comunicación reunía a toda la familia y comunidad. La emoción se apodera de ella cuando recuerda el aparato: “teníamos una radio a transitores que era muy grande y de madera, de esa madera fuerte, de antes, que ya no existe. Todavía se conserva en la casa de mi papá”.
Según relata la entrevistada la ciudad de Viedma en esa época tenía pocos habitantes y las radios que se escuchaban eran escasas. “En Viedma estaba LU 15, también se escuchaba LU2 de Bahía Blanca y LU20 de Trelew” recuerda. La radio local tenía un programa donde se leían dedicatorias: “Todas las familias acercábamos notas y después esperábamos el programa para escucharlas”.
También recuerda con alegría los programas en vivo que se realizaban los días sábados en las instalaciones del ex cine San Martín ubicado frente a la Legislatura. “Toda la gente de Viedma se concentraba allí”- recuerda Susana. “Los chicos esperábamos ansiosos los sábados porque te daban la posibilidad de participar y salir en vivo. En los barrios no quedaba ningún niño, todos estábamos reunidos en ese lugar.”
También Susana rememora aquellas tardes con su familia alrededor de la radio esperando las atrapantes historias con los protagonistas, el ambiente, los sonidos que quedaron grabados en su memoria.: “Una de las historias que más recuerdo la protagonizaba Carmiña. Su mamá había muerto y su madrasta la maltrataba. Yo me sentía identificada con esa novela porque en ese tiempo te trataban diferente, no era como ahora.”
Quizás su imaginación se potenciaba y le permitía viajar por recónditos mundos. La señora relata que Carmiña tenía una ardilla, era blanca, cuando se iba afuera ella la llamaba porque se subía a las copas de los árboles. Ella sentía que estaba allí subida a un árbol junto a la protagonista o sintiendo el sonido del viento y los pájaros.

Además las historias se replicaban en las veredas, en los almacenes, en algún encuentro casual con una vecina: - “¿Pudiste escuchar la novela hoy? -¡Qué nervios, qué pasará mañana? Recuerda las calles dormidas y silenciosas mientras las familias reunidas alrededor de la radio escuchaban las historias.

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