lunes, 21 de noviembre de 2016

"La radio era el único contacto con el mundo"

Entrevista a Quique García y Haydeé Santacrocce.
Por Cristian Payalef

Si bien hace mas de cincuenta años que están juntos, tanto Haydeé como Quique guardan muchas historias de lo que era su vida antes de conocerse. Entre risas, galletitas y unos ricos mates, los recuerdos brotaron y nos transportamos directamente a esos años donde la radio era parte importante de su vida y representaba mucho más que una simple forma de entretenimiento. “La radio era la forma de comunicación con el mundo externo a la familia” nos cuenta Haydeé.


Una tarde no basta para contar toda una vida. Aún así, tanto Haydeé como su marido Enrique o “Quique” como todo el mundo lo conoce en Patagones, me abrieron las puertas de su casa para regalarme algunos de los momentos más valiosos e inolvidables que pasaron en compañía de la radio.
A sus 73 años, Quique recuerda con mucha nostalgia, el gran esfuerzo que significó para su familia construir la casa familiar. A la edad de 7 años, él y su familia dejaron el barrio de Parque Patricios para establecerse en San Vicente, un pequeño asentamiento a unos cuarenta kilómetros de la capital federal. “¡Una locura en aquel momento! Tomar un tren implicaba 2 horas para hacer 40 kilómetros” contaba.
Así fue como pasó parte de su niñez y adolescencia en ese lugar donde la radio significó para él, mucho más que una mera compañía.
“Mi viejo había hecho un esfuerzo muy grande y trajo un día una radio enorme con un dial enorme, grande como un cuentakilómetros de los autos ¡Impresionante! (…) Alimentada por baterías, que era típico en ese momento. La tenías que llevar a cargar a un lugar específico. No se cargaba en cualquier lugar. Nosotros teníamos un carrito y yo en el carro la llevaba a ese lugar a cargar cuando nos quedábamos sin radio”, recuerda.
Para Haydeé, las cosas fueron un tanto diferentes. Vivió sus primeros años en distintos puntos del Gran Buenos Aires, siempre dentro de un hogar donde la radio representaba el momento de reunión que compartía diariamente con sus padres y hermanas. “Y bueno, congregaba bastante a la familia. Escuchábamos programas muy familieros” dice. 
No solo recuerda a los artistas y los programas de ese momento, sino que también destaca que durante la década de los 50, no existía la cantidad de opciones que tenemos hoy en día. La oferta de emisoras radiales era muy limitada, “las radios eran El Mundo, Belgrano, Esplendid que creo que todavía existe y Radio del Pueblo”. Pero aún así señala que no faltaban opciones para todos los gustos.
“Por ejemplo, cuando era chica yo, a la tarde había algún radioteatro que escucharían mi mamá o mis tías. El radioteatro Palmolive en el Aire se llamaba. Pero nunca fui muy adicta a escuchar radioteatro. Nos peleábamos porque mamá y yo queríamos escuchar Antonio Tormo y mis hermanas querían escuchar un programa que era una historia de enfermeros y médicos que se llamaba La Doctora Lezica y que estaba a la misma hora”, nos comenta.  “Después había uno que se llamaba “Blanquita y Héctor” (“¡Que Pareja!” - LR1 Radio “El Mundo”) sobre “un matrimonio con todas las cosas que le pasaba a un matrimonio” agrega.
Pero la memoria de Haydeé no olvidó de recordar a uno de los programas más emblemáticos de la radiofonía argentina y que aún hoy sigue muy presente en el imaginario colectivo: “Había un programa que todo el país escuchaba y se llamaba Los Pérez García, ¿nunca sentiste que dicen: “tenés más problemas que los Pérez García”? Bueno, ¡Todo el mundo escuchaba ese programa! Por eso es que se hizo famoso el dicho... Era una familia que siempre tenía algún problemita, pero siempre se solucionaban. La pareja mayor, que todo el mundo la conocía, eran Sara Prósperi y Martín Zabalúa. Y bueno, tenía continuidad como cualquier radioteatro. Estaba en Radio El Mundo y era muy escuchado” dice.
Además de los radioteatros, remarca la gran cantidad de programas cómicos que había en aquella época, algunos de los cuales recuerda con cariño. “Fidel Pintos tenía un programa. Después Tato Cifuentes que hacía muchos personajes. Él cambiaba la voz cuando hacía el programa, Tatín se llamaba porque hacía de chico... Pero en el mismo programa, hacía de chico, hacía de grande, hacía de señora, hacía de tía. ¡Estaba muy bueno! Era un chileno. También Luis Sandrini tenía su horario. Lo hacía con un referente importante de los medios de comunicación: Don Antonio Carrizo.”
Por su parte Quique, aportó algunos de los programas que más disfrutaba escuchar. Como la mayoría de los argentinos, sintió la pasión por el fútbol desde muy chico y en una época muy particular para disfrutar de los partidos.
“Básicamente el acercamiento a la radio tuvo que ver con la experiencia como varón de tíos que me acercaron al fútbol. (Escuchar) El fútbol tenía que ver con tu imaginación porque el relato solía ser muy bueno, pero lo otro lo ponías vos. Imaginando la jugada y siguiendo el relato de relatores famosos que pusieron la vida en el relato periodístico. Bernardino Veira, Muñoz y tantos otros...”
Pero también menciona con nostalgia a los programas de aventura, los cuales  copaban el espacio infantil de las emisoras durante los años 50 y 60.
"Había uno que tenía que ver con Tarzán que era un héroe de la selva. Otro programa de aventuras se llamaba Poncho Negro que era un personaje que andaba a caballo con un poncho negro, ¡un justiciero con pistola en la cintura!
Con mi hermana poníamos música y nos poníamos a bailar.”
La música era algo ineludible para los jóvenes por aquellos años y los temas del momento les llegaban a través de la radio. Haydeé recuerda: “Había un programa de tango que se llamaba “El Glostora Tango Club”, duraba 15 minutos y había una orquesta en vivo, estaba Alfredo de Angelli y cantaban Julio Martelli y Carlos Dante y nos encantaba a todos.”
Al ir creciendo, comenzó a escuchar otro tipo de música y se unió a la fiebre del momento. “Ya con la adolescencia escuchábamos mucha música. En esa época empezamos con el rock cuando recién empezó a caer el rock acá. Después vino Elvis Presley. Escuchaba todos los grupos de Rock y de Jazz. Radio El Pueblo tenía un programa. Con mi hermana poníamos música y nos poníamos a bailar. Después arranco la época del folclore. Yo ya era un poquito más grande y fue un furor. Empezó a surgir con la “Zamba Angélica” y después apareció Cosquín” dice.
Quique vivía una realidad distinta. Al pertenecer a una familia protestante, debía seguir ciertos mandatos en su hogar, sin embargo no se perdió de disfrutar los géneros más tradicionales. “Como evangélicos protestantes te ponían ciertos límites. Se entendía que algunas cuestiones no tenían que ver con tu fe. No obstante escuchar el tango era regla, era norma. Escuchar folclore cuando había y la música clásica” cuenta.
“Puedo tener muchas anécdotas pero no te alcanzaría la tarde. ¡Son muchos años!”
La política, y en particular el peronismo se vivieron fuertemente a través de la radio que permitía que el mensaje pudiese llegar a todos los rincones del país. Haydeé recuerda aquellos momentos donde la radio se tornó en la mediadora entre el gobierno y el pueblo: “Mi familia era peronista, mi abuela, tíos, mi mamá... porque ellos vivieron el peronismo, no es que se los contaron, el primero y el segundo también. Un recuerdo que tengo es cuando se hacían las fiestas patrias o las fiestas del trabajo, mi abuela nos juntaba a todos y cantábamos el himno todos parados. Tenía un montón de nietos mi abuela. Eramos muchos primos. Nos juntaba alrededor de ella, por la radio sentíamos el himno y lo cantábamos. También te puedo contar: “Comunicado N°1...” cuando se venían los golpes de estado, uno atrás de otro. A través de la radio se comunicaba que habían limpiado los gobiernos. Y no limpiaron uno, limpiaron muchos. El que me acuerdo fue cuando voltearon a Perón. Después en la época de la dictadura, la censura. El dominio de las dictaduras en las radios fue tremendo. Programas cómicos eran los que más proliferaban así estabas “entretenido”. ¡Eso fue duro!”
Ya en la década de los sesenta, la llegada masiva de la TV cambió el panorama, algo que esta pareja recuerda muy bien. “La televisión fue primero inaccesible para los trabajadores. Primero tenías que tener mucho resto para comprarte un televisor.  Segundo, mucha dificultad porque tenías que tener una antena, tenías que orientarla y no veías muy bien. Era un mundo insondable para los pobres”, recuerda Quique
Haydeé agrega “Primero toda una novedad, uno quería ver. Después cuando vinimos acá (a Patagones), llegamos a tener pero vivíamos en una “nube de humo”, muy lejos, estábamos muy aislados. No llegaban las noticias. En la época de la dictadura estuvo muy controlada. Las noticias nos llegaban por los amigos. La tele desplazó a la radio pero eran todos programas shampoo en esa época”.
Finalmente, antes de terminar la charla, reflexionamos juntos sobre la actualidad de la radio en la era de las comunicaciones y el imparable avance de la tecnología. Al consultarle por un potencial fin de la radio, Haydeé contestó “La radio como aparato puede ser, pero (ahora) escuchamos la radio por Internet. Yo la escucho por Internet. Pongo el teléfono, pongo Internet y escucho la radio que me gusta escuchar a mí. Pero creo que por ahora no se la va a desplazar. Hay mucha gente que escucha la radio. Es una forma de comunicación muy importante”.

En una charla amena y cordial pudimos recuperar esos tesoros del pasado que muy gentilmente Haydeé y Quique me dejaron apreciar. Si bien el tiempo pasó volando fue enriquecedor ver como los medios van más allá de su función primaria y se convierten en testigos y a veces protagonistas de aquellos momentos inolvidables de nuestras vidas. Aquellos momentos que los más nostálgicos guardamos con cariño.

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